La noche descarnada
El tema de este cómix es -evidentemente- el insomnio, o al menos ese espacio más o menos aduanal y más o menos tortuoso que nos separa del sueño. Desde la adolescencia padezco intermitentemente del flagelo en comento (el sueño inalcanzado: los brotes de culpa y frustración manifiestos justo antes de hacer los honores a Morfeo) y esas temporadas de animal insomne suelen ser brutalmente desgastantes tanto física como mentalmente… pero estoy aquí para hablar de este cómix y no de mis deficiencias oníricas, así que vuelvo al redil.
A media faena poética me di cuenta de que ya había acometido un verso indecentemente similar hace 10 años en “La noche me abrazaba…”; Un poema que no sólo repite tema y tratamiento (la noche como un ser que te envuelve amenazantemente pero que termina siendo como un útero maternal), sino que guarda el mismo andamiaje rítmico (versos de 11 sílabas repetidos ad nauseam); a resultas de lo cual este nuevo ilustro poema da fe del carácter lamentablemente cíclico de mis noches y madrugadas en vela.
De modo y manera que acá sigo (ya ni la chingo) naufragando en el mar de la noche, tratando afanosamente de alcanzar la orilla de la madrugada.