Me les puse cursi, muchachones. Me apena que los resabios de mariconería seudopoética ocupen el espacio que debe corresponder a pensamientos y reflexiones profundas (o al menos humorísticas, que -se supone- eran características de este sitio). Pero ¿quién soy yo para cuestionar los designios de las cursis y recalcitrantes musas?
¡Espíritu de Juan Gabriel, abandona este cuerpo gobernado por el pensamiento crítico y la conciencia social!

PD Así como el cantautor antes aludido fue conocido como “el divo de Juárez”, pongo a consideración del público ser yo mismo conocido como “el divo de Iztapalapa”.