Catálogo de autogoles (cómix fallido)
Estaba un día José Quintero bebiendo mezcal con gusano cuando cayó en cuenta de la evidente contradicción de asumirse vegetariano y deglutir golosamente a un pobre animal literalmente ahogado en alcohol (para colmo, un animalejo que ni siquiera es capaz de meter las manos para defenderse), cuyos tejidos fibrosos rezumaban la dionisiaca bebida oaxaqueña adquirida de forma clandestina en una tienda de abarrotes asentada en el mercado de Romero de Terreros esquina con Coyoacán y cuya malhumorada titular responde al hipocorístico de Tita.
Este hecho tan insólito como baladí daría pie para elaborar una lista de seis contradicciones que lastimaban secreta e inconfesablemente la autoestima del artista: 1. el vegetarianismo, 2. el filo anarquismo, 3. el complejo de clase, 4. la delgada linea que separa la sublime poesía de las más bajas pasiones, 5. la vergüenza de ser artista popular y no artista de élite y 6. la incapacidad de curar un dolor existencial a través del acto tan épico como vulgar de dibujar monitos.
Pero eso aun no lo sabía nuestro ilustre borracho, que seguía fascinado por haber pescado al vuelo su miserable contradicción.
El embrutecido artista siguió bebiendo mezcal en el robusto caballito que alguna vez fue veladora. Sorbió una porción de saliva que se escapaba de su bemba y pensó de forma milagrosamente lúcida en la dialéctica marxista, que señala con su germánico dedo índice que es justamente en esas contradicciones donde se encuentra el nudo de las debilidades vitales de todo sistema. Una ominosa luz cenital iluminó la referida contradicción y el dipsómano de marras la contempló en su mente con un gesto obsceno. Luego -con voz pastosa y arrastrando angustiosamente las palabras- alcanzó a rebuznar… ¡chingas a tu madre, pinchi Marx! Y acto seguido, cayó dormido con el rostro descompuesto y las manos regordetas en posición dolorosamente articulada, en una triste estampa que recordaba vagamente a un hombre crucificado.
Unos días mas tarde se dio cuenta de que el simulacro de cómix “Catálogo de autogoles” carecía de gracia e inteligencia y lo guardó en su archivo de cosas intrascendentes para publicarlo en su blog como una gracejada menor. Su blog, esa extensión virtual de su existencia que no visita nadie y que le hace sentir tan orgulloso.
Saúl becerra (patita de pollo)
Amo a todos mis amigos 🙂
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