Practicar la anomancia a Jodorowsky
Ya era hora de recetarle una cucharada (que agradezca que no se lo aplicamos en formato de supositorio metafísico) de su propia psicomagia al buen Alejandro Jodorowsky: psicomago, tarotista e inventor de un abundante número de disparates geniales, entre ellos la fétida anomancia.
Este cómix-homenaje, debo aclarar, no se suma al tren del bulling ni se debe al revuelo que en torno suyo se generó -días hace- en la red social del pájaro azulado, pues el presente “guión” tenía al menos dos semanas de haber sido registrado. Han de saber que suelo elaborar bocetos rapidísimos y formarlos en estricto orden de estaturas para su posterior fase de color. Es, pues, mera casualidad que aparezca en medio de las manifestaciones de odio que la turbamulta tuitera le propinó al gurú chileno, como para que no eche de menos el linchamiento mediático de los años 70’s.
Tampoco de trata de una crítica mal habida, sino de una broma al bromista (la anomancia es una puntada a la que muchos atribuyen pretensiones terapeúticas reales). Me gusta mucho el trabajo de Alejandro en todas sus facetas y lo respeto mucho más que a aquellos que le (des)califican de charlatán. Será porque los charlatanes cientificistas son muy escrupulosos y no suelen tolerar la competencia desleal.
Que esto que lo otro… ¡tenga su psicomagia!
Jorge Jaramillo
No tienes ni idea de lo que significa la charlatanería.
José Quintero
Muy aventurado de tu parte sentenciar sobre aquello de lo que tengo y no tengo idea. Si digo que hay charlatanes en las ciencias (las duras y guangas) así como en la academia, sé de lo que hablo.
No voy a discutir a este respecto ni en las redes sociales ni en este espacio, que está diseñado para contextualizar de manera breve y humorística mi chamba. Pero hasta que no conozcas mis argumentos al respecto, valoraría mucho que te abstuvieras de comentar con esa ligereza.
Saludos cordiales y gracias por visitar el blog.